EL CARO RECIBO DE LA LUZ A PRINCIPIOS DEL S. XX
El recibo de la electricidad no es un problema nuevo.
LA CARESTÍA DEL SUMINISTRO DE LUZ ELÉCTRICA A PP. S.XX
Un jornalero, dependiente, obrero... rondaba su salario en 1915 entre las 2 a 3 pesetas día; el consumo de luz de una sola bombilla podía costar al mes 2 pesetas o más, dependiendo de las bujías.
La carestía de la vida en 1915 llegaba a extremos, y muchos logroñeses con menos recursos, que eran muchos, vivían en condiciones penosas. así que poseer más de dos o tres bombillas, era un lujo.
COMO ERA EL RECIBO DE LA LUZ DE PRINCIPIOS DE S. XX EN LOGROÑO
En 1915 en Logroño existían dos "electras", la Nueva Electra y Electra Recajo (Por entonces, la Sociedad Logroñesa de Alumbrado Publico ya había sido adquirida por Electra Recajo).
A la tarifa de consumo había que añadir un impuesto de consumo de electricidad, porcentaje que variaba en el tiempo siendo en algunos recibos de un 12%.
A la tarifa de consumo había que añadir un impuesto de consumo de electricidad, porcentaje que variaba en el tiempo siendo en algunos recibos de un 12%.
El recibo más común y mayoritario llamado de base fija tenía como unidad de medida las lamparas y su potencia se media en bujías no en vatios. Para los consumos como fuerza motriz se pagaba según el número de motores y sus caballos de potencia.
En estos primeros años excepcionalmente, y sólo para los grandes consumidores se utilizaban los contadores y la unidad de facturación era el kW.
Las bombillas fueron evolucionando tecnológicamente siendo las más antiguas las de filamento de carbón y la de filamento metálico (luego aparecieron otras en el mercado).
La mayoría de las viviendas eran de alquiler, y la electricidad era un tema que afectaba al contrato de inquilinato, corriendo normalmente, tanto el pago de su consumo como el de reposición de bombillas a cargo del propietario de la casa, quien además, se hacía cargo de la iluminación de la escalera común. Nos podemos imaginar los pequeños litigios que podían existir entre el casero y sus inquilinos por la reposición de bombillas, las quejas por el suficiente número de las mismas o el deseo de limitar su número para pagar una renta inferior.
La mayoría de los vecinos de Logroño pagaba según nº y tipo de bombillas, por lo que no resultaba raro en las viviendas más humildes prescindir su número a las estancias comunes, por lo que el consumo eléctrico doméstico convivió durante años con velas, candiles de aceite...
EL "NEGOCIO" DE LA ELECTRICIDAD
Las empresas eléctricas tampoco nadaban en la abundancia, y como consecuencia del bajo poder adquisitivo de la mayoría de sus abonados, tenían que correr con los gastos de las instalaciones eléctricas hasta las viviendas particulares, así que muchas se arruinaron. La inestabilidad del negocio hizo que pronto se fusionaran electras y se asociaran a nivel nacional para influir en la política gubernamental y llegar a acuerdos que facilitaran el "desarrollo de esta industria tan importante para el país".
Sobre la tarifas hay que mencionar que el Gobierno muy pronto intervino en el mercado y congeló los precios del fluido eléctrico para alumbrado al prohibir su subida en pleno proceso inflacionista, por el artículo 4º de la Ley de Subsistencias del 11 de noviembre de 1916 y se mantuvo la congelación durante varias décadas, circunstancia que facilitó enormemente el acceso gradual a la electricidad como fuente de iluminación.
Como compensación a la estabilización de tarifas, se limitó la instalación de nuevas compañías competidoras lo cual ayudó a la amortización de las instalaciones eléctricas y su viabilidad.
En alguna medida esta historia centenaria tiene ecos actuales...
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